Wednesday, April 4, 2018

Sigue jugando a ser dios.

Te dejo ir, 
te dejo ir porque sé que me quieres cautiva y para ti.
Te dejo ir porque no quiero ser para ti ni de ti ni por ti. 
Te dejo ir para que puedas escucharte, para que sigas siendo un dios pagano, para que no te halles más allá.

 Te dejo ir, porque pretendes, pero no eres; pretendes que te crea que solo me miras y a la vuelta eres con todas las mujeres del camino. 
Te dejo ir, para que no vuelvas, lo cual no dice que te dejé de amar, sino que, lo asumo, asumo que soy amor, deseo, paz, tranquilidad, que soy lo que me estabas robando porque lo permitía. 
Te dejo ir, aunque la despedida no sea un adiós ni siquiera una palabra,  te dejo ir sin avisarte. A veces dolías como si estuvieras, mientras tus intermitencias sólo crearon un vacío más grande, incurable.

Tú no estás ahora y liberarte de mí es el mejor ejemplo de amor propio, como siempre, como a muchos, como a muchas.

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