Friday, August 9, 2013

Soledad

Esencia en cada gota de rareza,
bajeza en la esencia de la ignorancia,
ganancia en el sentido de la estupidez,
honradez desfalcada y perdida,
mortifica el pensar y razonar,
el sentir y reconocer,
el cantar y bailar,
aunque solo asfixie el andar,
el retroceder es avanzar.
Cada centímetro enfrascado,
y arrasado por un mar de soledad,

¡Eterna soledad! ¡Añorada soledad!



María Alexandra.

Thursday, August 8, 2013

Enséñale...

Charla con tu soledad,
Enséñale a bailar,
Escríbele a tu soledad,
Enséñale a analizar,
Juega con tu soledad,
Enséñale a perder,
Cuando intente hacerte rezar.
Y aprenderá a fiar amistades,
Pasajeras como aire,
Transparentes como el agua,
Irritantes como el sol,
Para que en su pronta venida, ya se estén despidiendo.
¡No interesa si es complicado!
Enséñale a desconfiar,
Nada es eterno para ella, ¡Celosa es la soledad!
A veces parece crueldad convertida en frialdad,
La aproximación a lo inmortal para la soledad, es dibujarse un puente que sea fugaz, que conduzca hacia una fantasía, cercana a la realidad.


María Alexandra.













La rutina.

La rutina de vivir por el yo,
Y ni siquiera estar en ti,

Es la pérdida del ser,
Y lo que no se es.
Los talentos que no se explotan,  ahogan,
Confunden y difunden  un mensaje de costumbre,

La cumbre de sueños que no se sueñan, 
Que no se encuentran en el horrible lío que tienes en tu cabeza.


María Alexandra.

Encuéntrate.

Encuéntrate en un lugar vacío,
Donde las sombras de tu vida te ceguen,
Donde los gritos de un mundo lleno de humanos inhumanos te ensordezca.
Duerme, mientras tu sueño resplandece tu realidad,
Y la ligera y tibia manta que te arropa te haga sentir el frío,
Convirtiéndose tu cuerpo en un hielo que se derrite,
Pero que no piensa,
Que es, pero no se encuentra.



María Alexandra.

En el ocaso de la vida.

En el ocaso de la vida,
La muerte está vendida.
Te matas por patriotismo,
Te matas por desconocimiento,
Peor aun, te matas por un sentimiento de arrepentimiento.


En medio de la vida y la muerte,  está el vacío,  la nada,
El limbo que hay que llenar en un mundo caótico y sinsentido.
Todos andando como anda el tiempo,
O a contratiempo,
Pero, nunca sin destiempo.

Se vuelve aterrador un día solo, un mes solo, y un año solo,
Confunden soledad con amor,
Y engaño con gozar,
La confusión de la mayoría,
La confusión del dolor y la perdición.
El vacío no se llena,
Todavía falta más,
Aun faltan desgracias y derrotas,
Chistes, bobadas, risas, que el vacío acepta,
Pero que no logra ni siquiera tocarlo.


María Alexandra.

Errar

Virtuoso el cuerpo que aprendió a expresar,
no se confundió con piel y huesos,
y enseñó su nueva forma de visualizar,
no utiliza su sexo como vulgar; no está preso.

En cada seso de su cerebro supo cuál era su cualidad,
la pena su peor enemiga,
acompañad de  la vergüenza la hostiga,
y no puede sentir tranquilidad. 

Abriga un manjar inmenso de sensualidad, 
conquista y seduce con su voz de amabilidad.
Calla los más grande secretos para no exagerar,
se introduce en una hermosa autenticidad,
para que no todos puedan asombrarse, 
cuando exploren su maravillosa sexualidad. 


María Alexandra.



¿Indignados?

Es una incertidumbre planear maravillas en situaciones extrañas,
suerte es lo que rodea el tiempo, 
muerte lo que sigue.

Segundos de demencias en un desequilibrio emocional causado por la verdad,
la verdad que tanto nos cuesta, y nos arrastra en mentiras.
La ira de indignados alienados, y extraídos por fiebres módicas con brevedades,
brevedades de ocho letras,
sin teorías, y antítesis.

Absurdos los seguidores,
enrollados en un plano cartesiano dirigido y malpensado,
totalmente estructurado. 

La realidad del obtuso a quien sus hechos se los muestran como abuso,
¡Pobres diablos! ¡Pobres dioses!

La guerra de malos, medio-malos, ¿Buenos?
Se quedaron en terreno de cólera, y extinción de ideas,
solo estados de bipolaridad como lo indica la ciudad real.




María Alexandra.

Hoy.

Lujuria es lo que queda de pensamientos impuros, llenos de bullicio y razón.
Aunque no sea muy noble mi espíritu de veneno,
Inculco ira de placeres en otros seres.
No es placer del que volvieron comercial,
Y que lo regalaron a falsos para comerciar.
Del placer de sentir y vibrar,
No el de tocar o morbosear,
El de susurrar y pensar.
Pensar para crear soluciones y no infecciones a este degrade llamado sociedad,
En la que millones de sus seres viven en una eterna soledad,
Tupida de gente a la que hay que ignorar,
Si no se quiere desfallecer y dejar de luchar.
Todo para que este sinfín no se extinga en maldad y ebriedad.


María Alexandra.









Tuesday, August 6, 2013

Sentada en el ocio de tu existencia.

En días concentrados en la nada, dedicas tiempo a existir para ser,
Piensas en perder,
Aunque ¿qué importa en un momento de malestar?
Buscas tener cada segundo ocupado, y abandonar cada sentimiento de aislamiento,
Le mientes al viento, al sol, a la luna, a tu yo.
Entras, pasas, sales, y cada vida en la que te quedas es solo un vistazo en el tiempo,
A nadie le importa si te quedas o te vas,
Mientras marques un milímetro de las sensaciones,
Lo demás es la marca de lo que te llevarás.
No impresionas, 
Carencia de admiración en este mundo salvaje de salvajes civilizados, y olvidadizos,
Arrasados por dudas que llenan incertidumbres en esta desesperación de extinción de libertad, de caos, y alboroto cerebral.


María Alexandra.

Lugares.

Lugares donde los sentimientos solo son el resultado de el viento,
 del agua que corre sin final, 
siguiendo el curso de un río irreal, 
llenando espacios de ficción, 
revelando las faltas, 
haciendo surgir una verdadera tristeza de pensamientos que solo eran uno,
 demostrando que no vale ser mucho en un montón de humo, 
esfumándose todo de forma irreparable, 
sellando huecos en callejones donde los muros impiden sentir todo aquello que se quiere vivir.


María Alexandra.

El retrato de una juventud vieja.

En la historia solo el pasado habla, 
un ayer desconocido, 
un mañana borroso. 

La desdicha de una vida llena de humos, vicios, hielo,
 y una llama apangándose. 

Una ruina llamada amor, 
el mayor de los temores, 
el menor de los engaños, 
la pérdida de un tiempo llorado, u
na ganancia desfavorable.
Las dudas de un encarcelamiento lleno de luz, 
una luz negra sin vida,
 sin nada que decir, sin señales.
Una ruptura de pensamiento y conocimiento,
 un momento, 
una eternidad llena de regazos y falsas verdades,
 la alucinación de una búsqueda, la riqueza de una pobreza.

El eterno invierno de una civilización candente, 
sin avances, pero con grandes necesidades. 


Quizás una salvación sin salidas, una vieja juventud que se quedará en el olvido, 
en un recuerdo momentáneo de la destrucción y el odio de una sociedad avanzada y sin preocupaciones, 
pero con las mayores inquietudes calladas, 
una sociedad en la que no se qué hago, 
qué busco,
 ni qué conozco.


María Alexandra.
Dedicado a César Osorio, el gran sabio.