Esencia en cada gota de rareza,
bajeza en la esencia de la ignorancia,
ganancia en el sentido de la estupidez,
honradez desfalcada y perdida,
mortifica el pensar y razonar,
el sentir y reconocer,
el cantar y bailar,
aunque solo asfixie el andar,
el retroceder es avanzar.
Cada centímetro enfrascado,
y arrasado por un mar de soledad,
¡Eterna soledad! ¡Añorada soledad!
María Alexandra.
Friday, August 9, 2013
Thursday, August 8, 2013
Enséñale...
Charla con tu
soledad,
Enséñale a bailar,
Escríbele a tu soledad,
Enséñale a analizar,
Juega con tu soledad,
Enséñale a perder,
Cuando intente hacerte rezar.
Y aprenderá a fiar amistades,
Pasajeras como aire,
Transparentes como el agua,
Irritantes como el sol,
Para que en su pronta venida, ya se estén despidiendo.
Enséñale a bailar,
Escríbele a tu soledad,
Enséñale a analizar,
Juega con tu soledad,
Enséñale a perder,
Cuando intente hacerte rezar.
Y aprenderá a fiar amistades,
Pasajeras como aire,
Transparentes como el agua,
Irritantes como el sol,
Para que en su pronta venida, ya se estén despidiendo.
¡No interesa
si es complicado!
Enséñale a
desconfiar,
Nada es eterno
para ella, ¡Celosa es la soledad!
A veces parece
crueldad convertida en frialdad,
La
aproximación a lo inmortal para la soledad, es dibujarse un puente que sea
fugaz, que conduzca hacia una fantasía, cercana a la realidad.
María
Alexandra.
La rutina.
La rutina de
vivir por el yo,
Y ni siquiera estar en ti,
Es la pérdida del ser,
Y lo que no se es.
Y ni siquiera estar en ti,
Es la pérdida del ser,
Y lo que no se es.
Los talentos
que no se explotan, ahogan,
Confunden y difunden un mensaje de costumbre,
La cumbre de sueños que no se sueñan,
Que no se encuentran en el horrible lío que tienes en tu cabeza.
Confunden y difunden un mensaje de costumbre,
La cumbre de sueños que no se sueñan,
Que no se encuentran en el horrible lío que tienes en tu cabeza.
María
Alexandra.
Encuéntrate.
Encuéntrate en
un lugar vacío,
Donde las sombras de tu vida te ceguen,
Donde los gritos de un mundo lleno de humanos inhumanos te ensordezca.
Donde las sombras de tu vida te ceguen,
Donde los gritos de un mundo lleno de humanos inhumanos te ensordezca.
Duerme,
mientras tu sueño resplandece tu realidad,
Y la ligera y tibia manta que te arropa te haga sentir el frío,
Convirtiéndose tu cuerpo en un hielo que se derrite,
Pero que no piensa,
Que es, pero no se encuentra.
María Alexandra.
Y la ligera y tibia manta que te arropa te haga sentir el frío,
Convirtiéndose tu cuerpo en un hielo que se derrite,
Pero que no piensa,
Que es, pero no se encuentra.
María Alexandra.
En el ocaso de la vida.
En el ocaso de
la vida,
La muerte está vendida.
La muerte está vendida.
Te matas por
patriotismo,
Te matas por desconocimiento,
Peor aun, te matas por un sentimiento de arrepentimiento.
Te matas por desconocimiento,
Peor aun, te matas por un sentimiento de arrepentimiento.
En medio de la
vida y la muerte, está el vacío, la nada,
El limbo que hay que llenar en un mundo caótico y sinsentido.
El limbo que hay que llenar en un mundo caótico y sinsentido.
Todos andando
como anda el tiempo,
O a contratiempo,
Pero, nunca sin destiempo.
O a contratiempo,
Pero, nunca sin destiempo.
Se vuelve aterrador un día solo, un mes solo, y un año solo,
Confunden soledad con amor,
Y engaño con gozar,
La confusión de la mayoría,
La confusión del dolor y la perdición.
El vacío no se
llena,
Todavía falta más,
Aun faltan desgracias y derrotas,
Chistes, bobadas, risas, que el vacío acepta,
Pero que no logra ni siquiera tocarlo.
Todavía falta más,
Aun faltan desgracias y derrotas,
Chistes, bobadas, risas, que el vacío acepta,
Pero que no logra ni siquiera tocarlo.
María Alexandra.
Errar
no se confundió con piel y
huesos,
y enseñó su nueva forma de
visualizar,
no utiliza su sexo como
vulgar; no está preso.
En cada seso de su cerebro
supo cuál era su cualidad,
la pena su peor
enemiga,
acompañad de
la vergüenza la
hostiga,
y no puede sentir
tranquilidad.
Abriga un manjar inmenso
de sensualidad,
conquista y seduce con su
voz de amabilidad.
Calla los más grande
secretos para no exagerar,
se introduce en una
hermosa autenticidad,
para que no todos puedan
asombrarse,
cuando exploren su
maravillosa sexualidad.
María
Alexandra.
¿Indignados?
Es una incertidumbre
planear maravillas en situaciones extrañas,
suerte es lo que rodea el
tiempo,
muerte lo que
sigue.
Segundos de demencias en un
desequilibrio emocional causado por la
verdad,
la verdad que tanto nos
cuesta, y nos arrastra en mentiras.
La ira de indignados
alienados, y extraídos por fiebres módicas con
brevedades,
brevedades de ocho
letras,
sin teorías, y
antítesis.
Absurdos los
seguidores,
enrollados en un plano
cartesiano dirigido y malpensado,
totalmente
estructurado.
La realidad del obtuso a
quien sus hechos se los muestran como abuso,
¡Pobres diablos! ¡Pobres
dioses!
La guerra de malos,
medio-malos, ¿Buenos?
Se quedaron en terreno de
cólera, y extinción de ideas,
solo estados de bipolaridad
como lo indica la ciudad real.
María Alexandra.
Hoy.
Lujuria es lo que queda de pensamientos impuros, llenos de bullicio y
razón.
Aunque no sea muy noble mi espíritu de veneno,
Inculco ira de placeres en otros seres.
Aunque no sea muy noble mi espíritu de veneno,
Inculco ira de placeres en otros seres.
No es placer del que volvieron
comercial,
Y que lo regalaron a falsos para comerciar.
Del placer de sentir y vibrar,
No el de tocar o morbosear,
El de susurrar y pensar.
Y que lo regalaron a falsos para comerciar.
Del placer de sentir y vibrar,
No el de tocar o morbosear,
El de susurrar y pensar.
Pensar para crear soluciones y no infecciones a este
degrade llamado sociedad,
En la que millones de sus seres viven en una eterna soledad,
Tupida de gente a la que hay que ignorar,
Si no se quiere desfallecer y dejar de luchar.
En la que millones de sus seres viven en una eterna soledad,
Tupida de gente a la que hay que ignorar,
Si no se quiere desfallecer y dejar de luchar.
Todo para que este sinfín no se
extinga en maldad y ebriedad.
María Alexandra.
Tuesday, August 6, 2013
Sentada en el ocio de tu existencia.
En días concentrados en la nada, dedicas tiempo a existir
para ser,
Piensas en perder,
Aunque ¿qué importa en un momento de malestar?
Buscas tener cada segundo ocupado, y abandonar cada
sentimiento de aislamiento,
Le mientes al viento, al sol, a la luna, a tu yo.
Entras, pasas, sales, y cada vida en la que te quedas es
solo un vistazo en el tiempo,
A nadie le importa si te quedas o te vas,
Mientras marques un milímetro de las sensaciones,
Lo demás es la marca de lo que te llevarás.
No impresionas,
Carencia de admiración en este mundo salvaje de salvajes
civilizados, y olvidadizos,
Arrasados por dudas que llenan incertidumbres en esta
desesperación de extinción de libertad, de caos, y alboroto cerebral.
María Alexandra.
Lugares.
Lugares
donde los sentimientos solo son el resultado de el viento,
del agua que corre
sin final,
siguiendo el curso de un río irreal,
llenando espacios de ficción,
revelando las faltas,
haciendo surgir una verdadera tristeza de pensamientos
que solo eran uno,
demostrando que no vale ser mucho en un montón de humo,
esfumándose todo de forma irreparable,
sellando huecos en callejones donde los
muros impiden sentir todo aquello que se quiere vivir.
María Alexandra.
María Alexandra.
El retrato de una juventud vieja.
En la
historia solo el pasado habla,
un ayer desconocido,
un mañana borroso.
La
desdicha de una vida llena de humos, vicios, hielo,
y una llama apangándose.
Una ruina llamada amor,
el mayor de los temores,
el menor de los engaños,
la
pérdida de un tiempo llorado, u
na ganancia desfavorable.
Las dudas de un
encarcelamiento lleno de luz,
una luz negra sin vida,
sin nada que decir, sin
señales.
Una ruptura de pensamiento y conocimiento,
un momento,
una eternidad
llena de regazos y falsas verdades,
la alucinación de una búsqueda, la riqueza
de una pobreza.
El eterno
invierno de una civilización candente,
sin avances, pero con grandes
necesidades.
Quizás una
salvación sin salidas, una vieja juventud que se quedará en el olvido,
en un
recuerdo momentáneo de la destrucción y el odio de una sociedad avanzada y sin
preocupaciones,
pero con las mayores inquietudes calladas,
una sociedad en la
que no se qué hago,
qué busco,
ni qué conozco.
María Alexandra.
Dedicado a César Osorio, el gran sabio.
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