no se confundió con piel y
huesos,
y enseñó su nueva forma de
visualizar,
no utiliza su sexo como
vulgar; no está preso.
En cada seso de su cerebro
supo cuál era su cualidad,
la pena su peor
enemiga,
acompañad de
la vergüenza la
hostiga,
y no puede sentir
tranquilidad.
Abriga un manjar inmenso
de sensualidad,
conquista y seduce con su
voz de amabilidad.
Calla los más grande
secretos para no exagerar,
se introduce en una
hermosa autenticidad,
para que no todos puedan
asombrarse,
cuando exploren su
maravillosa sexualidad.
María
Alexandra.
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