Saturday, August 15, 2015

Sueños y materialidad

Este escrito es dedicado especialmente a quien me tuvo en su vientre durante nueve meses, quien ha amado cada logro y sufrimiento por el que he pasado, por sus horas interminables durante el tiempo que estuve enferma, por los otros momentos donde mi salud se ha deteriorado y en la alegría de saber que puedo alcanzar las estrellas si lo sueño cada día.
Madrecita, llena de tranquilidad y fortaleza tienes tu mirada,
Eres azul como el cielo,
E infinita como el universo.
En tu sonrisa veo la eternidad hecha vida,
La muerte sin sonido en tus pasos que han dolido y recorridos largos caminos por nosotros,
Mis hermanos y yo, estamos eternamente agradecidos de habernos hecho vivir un paraíso durante toda la vida, por creer en nosotros, por enseñar el valor de ser siempre lo que somos, por no robar otras identidades, por la paciencia que requieren los sueños, por los senderos con espinas que hay caminar para conseguirlos.
¡Gracias madre por tu eterna sabiduría! 
Porque me dijiste que no debía llorar a la hora de partir porque era lo que quería, porque no hay tristeza si confías en mí, porque todo es perfecto en tus manos, porque siempre has intentado entenderme, porque recuerdo claramente cuando me dijiste: «yo leo lo que tú lees para entender cómo piensas» porque eres una madre que ha creado un universo con sus palabras.
Por eso, y por más, este álbum y estas fotos para ti, porque estoy palpando lo que creí impalpable.