Si tu voz fuera la melodía última en el camino de la muerte,
mis oídos se desvanecerían en el elixir de tus versos,
mis ojos se cerrarían para imaginarte,
y mi cuerpo se desprendería de las convicciones para admirarte.
Pero, ahora, únicamente estoy sola,
en una triste vida en la que solo ignoro el ruido,
y me quiebro en el sonido de mis pensamientos,
mientras las dudas atropellan mi ser.
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